Resulta inexplicable que militares con la trayectoria del ahora condenado alcancen los más altos niveles de los escalafones militares, a pesar de las sucesivas sanciones y condenas penales.
Esto sólo es comprensible desde la protección de distintos Mandos de Personal y Jefes de Estado Mayor que por motivos desconocidos ha recibido, y de la elaboración interesada de calificaciones de sus Jefes que no se correspondían con la evidente realidad, y sólo se entienden por haber mantenido relaciones de complicidad con otros militares de superior empleo también denunciados y procesados.
Estos generales organizaron en el Ejército de Tierra una cacería de posibles militares democráticos, a los que persiguieron haciendo uso de una acumulación de poderes que centraron en ellos mismos.
Es incomprensible que casos como el que ahora se trata les pasaran desapercibidos a estos jefes militares que tanto destacaron por su hipercontrol en materia de personal. La obsesión por la criba de militares demócratas llevó a estos generales a desatender los informes sobre irregularidades en la seguridad de los transportes, las manipulaciones en los destinos, y en las calificaciones de personal.
El caso que ha saltado a los medios de comunicación por la condena, era una situación frecuentemente observable en las bases y acuartelamientos de las última etapa de Felipe González y primera de Aznar. A pesar de haber sido denunciadas a los Ministros y a la Administración de Justicia Militar, estas situaciones nunca fueron investigadas.
Esto sólo es comprensible desde la protección de distintos Mandos de Personal y Jefes de Estado Mayor que por motivos desconocidos ha recibido, y de la elaboración interesada de calificaciones de sus Jefes que no se correspondían con la evidente realidad, y sólo se entienden por haber mantenido relaciones de complicidad con otros militares de superior empleo también denunciados y procesados.
Las responsabilidades para los sucesivos ascensos estuvieron en manos del general Mena, quien incomprensiblemente facilitó los ascensos
La relación de este caso con las reiteradas denuncias de acoso moral en los acuartelamientos de Mungía en Vizcaya explica cómo ha podido ser favorecido por colaborar en acciones de acoso moral a oficiales siguiendo directrices de órdenes superiores.El Coronel condenado por acoso ha sido especialmente protegido por los sucesivos Mandos de Personal y Jefes del Estado Mayor del Ejército de Tierra
Este proceder se produjo reiteradamente entre las etapas de los Jefes de Estado Mayor del Ejército de Tierra procedentes de cuerpos policiales como fueran el general Faura, política que continuaron sus sucesores Pardo de Santayana, el cesado tras el accidente del Yak42 Sintes Alejandre, y ejecutados con frialdad por el también cesado Mena, mientras fue Mando de Personal.Estos generales organizaron en el Ejército de Tierra una cacería de posibles militares democráticos, a los que persiguieron haciendo uso de una acumulación de poderes que centraron en ellos mismos.
Es incomprensible que casos como el que ahora se trata les pasaran desapercibidos a estos jefes militares que tanto destacaron por su hipercontrol en materia de personal. La obsesión por la criba de militares demócratas llevó a estos generales a desatender los informes sobre irregularidades en la seguridad de los transportes, las manipulaciones en los destinos, y en las calificaciones de personal.
El caso que ha saltado a los medios de comunicación por la condena, era una situación frecuentemente observable en las bases y acuartelamientos de las última etapa de Felipe González y primera de Aznar. A pesar de haber sido denunciadas a los Ministros y a la Administración de Justicia Militar, estas situaciones nunca fueron investigadas.
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