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Sin militares celosos de sus obligaciones y derechos, la disciplina militar no es virtud, es sumisión de esclavo romano.

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lunes, 15 de marzo de 2010

En Memoria del Capitán de Artillería D. Manuel Arcas Fuentes

Antes de que me falle más la memoria, y borre los detalles que me fueron contados, y faltándome ya la fuente, quiero volver a poner por escrito unas letras en memoria del Capitán de Artillería D. Manuel Arcas Fuentes que fue ejecutado en Granada en 1936.


En la lápida del Cementario de San José de Granada figuraba este epitafio
Manuel la ingratitud fue tu recompensa, tu mujer y tus hijos..

Manuel Arcas solía visitar a su madre viuda en el Cuartel de las Palmas, donde vivía con un hijo guardia civil.  Entraba el capitán Arcas a caballo en el espacioso caserón de la cuesta de Escoriaza, junto a la cuesta empedrada de los Molinos, donde nació ángel Ganivet.

Manuel escribía como colaborador en el Diario el Defensor de Granada. En Granada había una tradición militar grande, y desde la época de Ganivet vemos cómo en las fotos de las redacciones de los periódicos granadinos aparecen militares de uniforme, que siguiendo la tradición liberal de las armas, usaban con agilidad también la pluma.

El alzamiento militar se produjo en Granada el día 20 de julio, varios días después de la fecha oficial  en que se inicia la guerra civil del 36. Una orden de armar a las milicias de los sindicatos fue el detonante que decantó que la guarnición de Granada se decantara por desobedecer esa orden, aunque no hubo unanimidad en ello, ya que el Acuartelamiento de Infantería situado en el Convento de la Merced no se sublevó inicialmente, llegando a producirse una grave tensión dentro de la guarnición. El General gobernador, Campins, entretuvo a los oficiales de los Regimientos y del Aeródromo de Armilla en el Cuartel de palacio de la calle San Matías,  mientras se desmontaron los aviones de la base y los trasladaron a Motril en camiones, quedando en la guarnición un sólo avión. Al volver los oficiales a los cuarteles, entendieron que habían sido engañados, y en vez de entregar las armas a las milicias sindicales, unos pocos oficiales de Artillería con rango de teniente lo más, volvieron en busca del general al que detuvieron.


Una gran muchedumbre llenaba la plaza del Carmen, sede del Ayuntamiento de Granada, concentrados a la espera de recibir indicaciones para armarse, sin embargo, en vez de llegar camiones con armamento de los parques de artillería, apareció una Sección de Artillería con un viejo cañón cuya boca estaba ostentosamente rota,  se emplazó en la plaza con la boca cubierta con una gorra de soldado. La muchedumbre se deparramó entre las calles disolviéndose.


Granada era una capital muy pequeña, con dos zonas diferenciadas: El Albayzín, y Granada. Entre ambas el río Darro y la colina de la Alhambra.

(Continuará)

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