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domingo, 31 de octubre de 2010

operación épsilon, ECOS EN ANÁLISIS DIGITAL

Un investigador alerta que la píldora del día después "no es un medicamento, sino un agente biocida cuyo objetivo es la destrucción de un posible óvulo fecundado"
Redacción - 08/10/2009
Juan Manuel Molina Valdés, investigador operativo en calidad de coordinador del Equipo de Médicos y Farmacéuticos de la Coordinadora Provida de Andalucía ha elaborado un informe sobre la polémica “píldora del día después” en el que argumenta con consideraciones científicas, sanitarias, jurídicas y deontológicas la derogación de la normativa de venderla en las farmacias sin receta y sin límite de edad
Bajo el título “Compuesto hormonal denominado ‘píldora del día después’ aplicado como ‘medicamento’”, el investigador expone desde el punto de vista científico y sanitario que los farmacéuticos pueden acogerse a la objeción de conciencia para no dispensarla. Así, sostiene que cuando la fecundación ha tenido lugar, el efecto de la píldora es impedir su implantación en el útero por lo que el bebé acaba siendo eliminado.

En España, el número total de unidades de la píldora vendidas ha aumentado a partir de su aprobación en 2001, desde 160.000 hasta más de 600.000 en 2007. Sin embargo, en contra de los argumentos del Gobierno de que disminuye el número de abortos, en ese tiempo, la tasa de abortos provocados no ha descendido (69.858 abortos provocados en 2001; 112.138 abortos provocados en 2007, último dato disponible oficialmente).

Explica, además, las consecuencias de ingerir la píldora, equivalente a 20 veces la dosis diaria de levonorgestrel usado como anticonteptivo. Las reacciones adversas son náuseas, vómitos, diarrea, fatiga, vértigos o mareos, dolor de cabeza, tensión mamaria, dolor abdominal, sangrado vaginal y retraso de la menstruación.

Advierte, además, que no se conoce con certeza la seguridad de la píldora en adolescentes ni el uso reiterado del medicamento, que podría verse incrementado al no necesitar receta.

Otro aspecto que pone sobre la mesa es el incremento de conductas sexuales de riesgo, que podría aumentar el contagio de enfermedades de transmisión sexual tales como SIDA, gonococia, infecciones por hongos, papilomavirus y cáncer de cuello de útero.

Tras analizar las consideraciones científicas, desde el punto de vista ético y deontológico la dispensación de la píldora conllevaría a admitir que hay un período de la vida humana que carece de valor y los propios farmacéuticos tienen un Código de Ética y Deontología Médica a este respecto.

El investigador expone que una farmacia no es sólo un comercio sino un establecimiento sanitario y defiende el criterio profesional de los farmacéuticos. Por ello, pide que se envíe un documento de objeción.


FUENTE ANÁLISIS DIGITAL DE LA FUNDACIÓN GARCÍA MORENTE

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